miércoles, 24 de agosto de 2016

De compras en Delhi

Fabindia grande y pequeño, Palika bazar, cenorrio Todka.

Estos son los datos de la memoria. Con el papeleo resuelto al fin, toca hacer las compras para obsequios y regalos propios. Nunca me gusto ir de compras pero en este caso me lance de cabeza, no siempre voy de compras tan lejos.

Aparte de ropa barata en el barrio mochilero, nos vamos a las tiendas mas elegantes que nos podemos permitir, unas cuentas prendas de seda para regalar y algunas muestras de especias para compartir a la vuelta.

La anécdota fue la compra de material electrónico, buscaba una cámara digital a buen precio pero resulto imposible, al vendedor se le daba genial lo de ponerte los mismos precios que en tu país de origen para no tener que regatear, visto lo cual optamos por la compra de sendos lapices de memoria de conocida marca y de 40 Gb por la irrisoria cantidad de 15 pavos cada uno (al cambio)

Atención navegantes¡¡ conviene saber que las memorias flash no pueden ir mas que en cantidades que se relacionan con la raíz de 2 y duplicando capacidades, o sea, de 32Mb, 64, 128, 256, 512,(1024Mb=1Gb),2Gb,4,8,16,32,64,128,... ¿comprendéis porque era sospechosa la de 40 Gb? pues efectivamente, no existen memorias de 40 Gb, era un clon chino con trampa que señalaba 40 Gb en las pruebas pero que en realidad solo contenía 256Mb, todo un articulo de lujo que nos hizo perder algunas fotos.

No obstante, eso solo lo descubrimos a la vuelta, asi que tan contentos nos fuimos a cumplir con el rito mas propio de las noches de Pahargang que en esta ocasión se compuso de dos cenas consecutivas en diferentes locales para mayor gloria de la circunferencia abdominal.

La primera en un local climatizado de unos Sijs donde probe unos garbanzos picantes con acelgas que no me pude saltar y despues en la siempre bienvenida terraza del Lord Krinshna acompañado de cervecita en tetera, tal como marcan las mejores costumbres del local.

Quizas no fue ese el orden, hace ya unos años que sucedieron estos hechos, no les doy mas vueltas, solo recordar con gusto que nos pusimos las botas.

De nuevo en Delhi, es domingo 22

Con algo de tiempo extra por la hora de llegada. El trámite es el esperado, ir a primera hora a la embajada a conseguir el papelito de marras, o sea, el que me permita seguir camino y salir del pais cuando proceda.

lo que no resulta al final ni tan fácil ni tan claro, hay que ir a una oficina del gobierno indio para que me pongan el pase de salida para el día de la vuelta, un tramite gratuito según todas las informaciones.

agenda del día, muy temprano tomar un taxi hasta la embajada, ver como entrar, pedir el salvoconducto (mi primer salvoconducto oficial), después otro taxi hasta la oficina de exteriores del gobierno,  ya solo de ver la fachada da repelus, colas por todas las puertas.

Sin la compañía de Juan seria mucho peor. localizada la oficina correspondiente toca hacer cola, a la Indu, o sea, mucha cola. Nos toca el ultimo mostrador de la larga ristra, un simpático señor que con el característico movimiento de cabeza y una sonrisa nos pide los papeles y se va, al rato vuelve y por lo bajini nos pide algo de monimoni, ante la perspectiva de reclamar a voz en grito que como me pide dinero si es gratis y otras lindezas, con la sabiduría que da la experiencia en el subcontinente sumado al mas que probable extravío de los papeles si no le damos algo, optamos por decir que de monimoni hay ya poco, que si le valen una rupias que llevo encima, unas 2500 pts al cambio, mas que suficiente para que se lo gaste en vino u ofrendas varias al gusto, parece que funciona y me busca los papeles ya con todos los sellos y firmas necesarios.

Salimos del edificio, bien sudados pero satisfechos, a buscar donde  llenar el buche que la vida sigue como el rio, con flores y fangos.

miércoles, 8 de junio de 2011

Vida y costumbres de Pokhara y como el turismo le afecta


Estamos a 16 de mayo, lunes, toca pastilla de antipalúdico, los cortes de luz son también aliados de los zumbadores mosquitos que aprovechan el momento para buscarte la vena.

La sanguijuela ha dejado en mi pierna un hematoma que tardará en desaparecer, aun hoy me adorna la pierna, pero una vez recompuesto de la excursión al Sarangkot nos dedicamos a ser paseantes de las orillas del lago y aledaños, ademas tenemos cosas que arreglar, reservar el billete de vuelta en bus turístico, recomponer la masa capilar, hacer algún que otro pase por la tienda de zumos y rellenar de agua purificada la botella un par de veces.
Entre otras faenas están las domesticas que hemos estado posponiendo estos días pasados, lavar la ropa, remendar pantalones, afeitado a la navaja, revisar nuestras cuentas, planificar sobre lo planificado y replanificarlo con el día a día Buscar lavandería solo es cuestión del paseo posterior al desayuno, ir preguntando precios y elegir, en el camino buscar quien remienda ropa para dejarle unas prendas a cuenta, claro está, no sin antes acordar el precio final, que luego las carga el diablo. Por 50 NPR me reforzaban la costura culera de mis pantalones de monte.

Primera recarga de agua, es una solución local para la acumulación de botellas de plástico vacías y desechadas, la mayoría de turistas siempre compra botellas con precinto por si acaso, con lo cual, la acumulación de plástico se hace patente en todos lados. Tanto que nos preguntamos si por aquí no las reciclan para convertirlas en forros polares ya que los venden por doquier. Los bidones de agua purificada no nos dieron ningún problema intestinal, eso a pesar de que algunos dispensadores no brillaban precisamente.

Un descanso en el deambular paseando, nada mejor que la tienda de jugos, donde tomar zumos recién hechos, sin agua añadida, o bien un lassi con frutas, o a palo seco, el lassi es un batido con una base de yogur local, especialmente bueno a mi gusto el de coco, ¡¡espeso!! tanto que había que tomarlo con cuchara, no eran baratos para el nivel local, 140 NPR, pero os aseguro que te quitaba el hambre 2 ó 3 horas al menos. En esta ocasion la parada trajo consigo la compra de una sandia entera para tener a mano en la habitacion y refrescarnos la cena. Nos topamos alli con un ruso que vivia en Madrid y que nos recomendo las sandias lisas en lugar de las ralladas. Le hicimos caso. Nos equivocamos. ¡¡que saben los rusos de sandias!!

Las cuentas bien pero la fecha de salida y por donde no tanto, encontramos na agencia que Juan conocía para preguntar por autobuses turísticos que pasaran por Tangseng camino de la frontera pero nos dice el compadre que no hay bus turístico hasta allí y que después hay que parar en la carretera al día siguiente para tomar un bus local hasta Butwal y seguir el camino. Reservamos billetes para volver a la frontera directos el dia 27, ya bullia en mi mente la duda sobre si habria huelga ese dia.

Esa tarde lluvia, y mas tarde, mas lluvia torrencial, coincidimos en la terraza del hotel con dos chicas, una coreana y otra holandesa, cuando comenzó el vendaval nos fuimos al cuarto a comer sandia y las invitamos. En cuanto escampó un poco se fue corriendo la coreana ¡escopetá! ¡que dejaba estela y tó! Se ve que la vision de nuestro cuarto y el desparrame fué demasiado para su sensibilidad, la de holanda se quedo para seguir la charla y cenar alli mismo, Holanda esta mas acostumbrada a lo multicultural, después pidió un taxi y se fué a Lakeside, estaba alojada en un sitio mucho mejor que el nuestro y pagaba una pasta, aun asi le parecia barato, se notaba que sus rentas eran mayores que las nuestras.

Al dia siguiente un poco mas de vida sencilla, despertar lento, baño reactivador, lavado manual de calcetines y gayumbos, subir a la terraza y colgar las prendas al sol de la mañana, aqui amanece bien temprano, las 5, y el sol ya pica a las 7, asi que, a ponerse los complementos, bolsa de los tesoros bien pegadita al cuerpo, gorra al canto (ó mejor sombrilla que despues lloverá), la botella de rellenar, la faltriquera de los aditamentos y a la calle.

Subirse a esa carretrera que acaba en curva bajo el hospedaje y caminar rumbo al este al encuentro de las primeras casas que la bordean, en una de ellas relleno de agua la botella y diez minutos después llegamos a nuestro lugar preferido para desayunar con vistas al lago. ¡¡Namastee!! al entrar y en respuesta las sonrisas vuelan en esos rostros morenos alrededor de los namastee que como el eco rebotan por las paredes hasta llevarte a la mesa junto al ventanal.

Los menus al vuelo, por si hoy pedimos otra cosa, breakfast set con masala omelette, brown potato, toast with jam and black tea, todo regado con algo de paciencia oriental pues aqui se hace todo desde cero, las neveras no garantizan la conservacion de casi nada, sobre todo si el local no cuenta con generadores de corriente.

Cuando pides el desayuno lo único que tienen preparado son las patatas hervidas que sirven de base para guisarlas con un sofrito de pimientos, algo de cebolla, ajo, y si lo pides, chili verde fresco. Lo demás lo hacen todo al momento, lo cual conlleva que tarden en tenerlo todo listo y servirtelo, es a la vez un momento de relax y de salubridad, pues que lo hagan así es garantía de frescura, comiendo así, sin prisas, no hemos tenido ningún problema, hemos disfrutado no pocas veces de la comida teniendo paciencia, con el tiempo sabíamos adelantarnos los horarios para saber a que hora comeríamos.. si eso es lo que queríamos, aunque las prisas las procurábamos dejar aparcadas.

Al día siguiente coincidimos con Sita frente al lugar donde estaba el sastre remendador de atuendos, Juan necesitaba un remiendo de pantalones y acudimos allí porque ya había arreglado los míos el día antes. Ahora no estaba pero el garito abierto nos hizo parar, es cuando se acercó Sita a decirnos que no estaba disponible, el sastre se había ido a dormir la mona de un par de cervezas que se metió entre pecho y espalda nada mas empezar el día Fué así como se inició la conversación que nos reveló los efectos del turismo en las familias de allí y que prometimos divulgar.

Nos decía Sita que tenía un grave problema y que no era la única que lo padecía, nos decía que las turistas pasan por allí en muchas ocasiones sin el menor miramiento para con las costumbres locales, mas preocupadas por sus propias satisfacciones se dedicaban a beber y fumar sin mayor problema, pasearse con sus ropas ajustadas, sin ropa interior, a bailar medio desnudas y bañarse en el lago a veces sin ropa, que buscaban a los hombres, decía a los machos, no a las personas, sin el menor reparo en si estaban casados o no. Allí las parejas se casan muy jóvenes, tanto que es muy raro encontrar solteros, nosotros decíamos que eramos viudos para no tener que dar explicaciones, simplemente no comprenden que la gente no quiera casarse. Los nepalies se volvían locos por las turistas, abandonan la casa, a la familia y se acostumbraban a la vida occidental, nos recordaba su descripción a las suecas en la costa del sol y el efecto de sus adelantos, con la diferencia de que, aun así, en aquellos años las mujeres que quedaban abandonadas en nuestro país tenían un mínimo de cobertura social, colegios y salud, de la que aquí no disponen. Si una familia pierde al varón y el sueldo de su trabajo, a la mujer solo le quedan las deudas, los hijos y un horizonte muy oscuro.

A pesar de que a nuestros ojos sean un pueblo exótico con mujeres muy bellas y sensuales con sus saris, a pesar de tener en no pocos lugares escenas del kamasutra adornando edificios en sus pueblos, son una sociedad bastante recatada en lo sexual, menos que los hindúes, pero aun así con una moralidad muy diferente de la nuestra, las parejas no muestran el cariño en público, apenas ahora va entrando esa forma de ir emparejados a la occidental, muy pocas veces fuimos testigos de parejas dándose arrumacos, y cuando esto sucedía apenas eran ir de la mano o con el brazo por encima del hombro de su pareja, pues la presión social de su entorno es reticente a permitir tales cambios.

Sita nos narraba los problemas que una occidental le había causado a su familia, dejándola allí inerme, con tres hijos y muchas deudas, su esposo se había largado con una occidental rubia que lo mantenía sin necesidad de trabajar, era guía y monitor de parapente, eso allí supone un sueldo mejor que la media. Con una escolaridad gratuita solo hasta una edad corta, quedarse sin marido y sin ingresos no es agradable, ni siquiera en el paraíso.

Nos pedía que diéramos publicidad a estos efectos para que la gente que venga sepa del que ocurre cuando vuelven a sus países y dejan atrás familias rotas y un menos amable sentimiento hacia el turista por parte de los nepalies. Se que a mis amistades mas feministas este texto les puede resultar como mínimo chocante, pero le prometimos a Sita reflejarlo en este blog junto con la foto de su esposo para que si lo viera él o la mujer occidental, poco probable posibilidad, supiera que ha dejado atrás un grave problema. Sabemos en occidente que el tipo es un cabron a nuestros ojos por pasar de la familia, pero la turista que no se interesa por si hay personas que dependen del tipo con el que liga creo que también tiene responsablilidad.

Nuestra última tarde en Pokhara nos encontramos con ella a la puerta del restaurante donde limpiaba, nos insitió en invitarnos a un te frente al atardecer del lago Phewa, conocimos a uno de sus hijos al que mandó traer unas fotos del padre para que la vieramos y que aquí reproduzco, ella no quería salir en las fotos, mientras nos daba mas detalles de sus sentimientos de ira, dar de ostias a esa rubia robamaridos si se la encontrara, es la primera persona en nepal que vimos enfadada y llorando, llanto sin ruido ni aspavientos, lagrimas, sollozos mudos y miradas tristes mientras las golondrinas regresaban a los nidos dentro del local entrando veloces por los ventanales, silbando entre nuestras cabezas, fué la despedida que tuvimos de Pokhara.

Los turistas también traen problemas, no nos engañemos, pero se los buscan ellos solos y rara vez con mujeres casadas, porque alli los gurkhas tiran de cuchillo de maravilla y no hay güevos suficientes en todo el orbe para enfrentarse a pelo con un gurkha cabreado. O eso dicen.

Nos volvimos por la carretera de vuelta al hotel, cada dia que pasa hay mas luciérnagas sobre los arrozales, la despedida se hace menos melancólica con sus guiños de luces verdes, tres destellos cortos seguidos de uno mas largo que se desvanece, hay que hacer los bártulos y tomar una cerveza en la terraza brindando por la próxima vuelta al Nepal.

Salud

Manuel